
Que lo diga mi hermana que estaba completamente ofuscada, hace días, buscando un disfraz para ir a una fiesta en un bar josefino, este mismo 31. Y es que Dios guarde no ir porque, "todas mis amigan van y simplemente es lo que la gente hace".
Su ofuscamiento se convirtió en consternación cuando simplemente le pregunté que para qué iba a gastar plata en algo que iba a usar una única vez en el año. "¡Jamás puedo llevar el mismo disfraz del año pasado!", me dijo. Quedé completamente regañada.
Además de comprar el disfraz, incluyendo accesorios y unas cuantas sombras para hacer su maquillaje un poco más tenebroso (y eso que el disfraz era relativamente sencillo: iba vestida de bruja); debía pagar taxi para llegar hasta el bar (el novio no pudo llevar su carro) y una vez ahí, pagar entrada con derecho a respirar para, finalmente disfrutar de las dos horas que duró arreglándose para la mencionada salida.
Así que solo ella, tuvo que desembolsar una cantidad considerable de dinero para disfrutar una celebración ajena, de la que nadie conoce cómo nace y que, tras de todo, se presta para delincuentes hagan de las suyas, escondiéndose detrás de una máscara.
Admito que en mi infancia, mi mamá me sacaba a pedir confites con una simple máscara de bruja, pero nunca entendí por qué y me llegué a enredar más cuando la iglesia se empezó a meter diciendo que la celebración era casi que un culto al cachudo.
A estas alturas de la vida, ni pido confites ni me pongo disfraz, y mucho menos ver películas de miedo. Me hice pendeja con los años. Lo que no va a cambiar es la forma en que el comercio le sacará el jugo a la fecha y mientras haya gente dispuesta a gastar esa plata, como mi hermana, con mucho más razón.
En conclusión, esta fecha ni la sumo ni la resto; pero insisto, mientras haya gente dispuesta a gastar plata en esto, se sostendrá por más tiempo.


