martes, 19 de mayo de 2009

"Ya vino el muchacho a llevarse el carro"


Ayer me robaron mi vehículo, gracias al exceso de confianza de un guachi y un legítimo cuentazo, aunque no extraordinario de un sujeto que, a todas luces, sabía lo que hacía.

Tenemos 22 días de habernos trasladado a una nueva oficina en un centro comercial en Escazú y entre las mil maravillas que nos hablaron del lugar, era que, en 10 años nunca había sucedido nada que lamentar. A nadie le habían robado nada de las oficinas, todo era muy tranquilo y por supuesto, podíamos estar confiados por la seguridad de nuestros vehículos, los cuáles por cierto, los cuidan unos guachis a quienes se les paga 2 mil colones semanales por carro.

En efecto, el lugar se ve muy tranquilo y seguro, hasta ayer. Cuando terminé mi jornada laboral, a eso de las 7 pm, alisté mis cosas y salí para dirigirme hacia mis clases de inglés, cuando veo que el guachi, que no es el que ha estado permanentemente en ese lado donde parqueo, se me queda viendo extrañado y pelándome los ojos me dice "ya vino el muchacho a llevarse el carro".

Me quedé fría, volví a ver mi espacio y en efecto estaba vacío. Pensé que era una broma y no hablé por unos segundos. Al parecer, el tipo andaba vestido como de mecánico, con gorra y ropa sucia, dijo que él era el mecánico de mi carro y que ocupaba llevárselo. Aquí es donde se dan contradicciones; ayer, el guachi dijo que él "se fue de pollo" y le dijo "ah, sí, de la muchacha que trabaja en el segundo piso". Sin embargo, hoy, dijo que fue el propio robacarros el que le dijo que me conocía desde hace muchos años y que yo sabía de qué estaba hablando.

El ingenioso tipo, le dijo que iba a ir a recoger la llave y que ya regresaba. A los 10 minutos salió con una llave en la mano, abrió el carro y se fue tranquilamente. La alarma antisecuestros nunca funcionó. Claro, es que ellos hacen un circuito, las "queman" y en dos segundos ya el carro queda desprotegido y con una llave maestra lo abren como si nada.

Mientras le preguntaba con indignación, por qué no me había ido a buscar en ese momento y cómo era posible que creyera semejante cuento, que, a como están las cosas hoy en día, es más que evidente que es un timo más; él se puso nervioso y trataba de hablar con los guardas de seguridad del propio centro comercial para tratar de buscar más excusas que darme.

El local cuenta con un parqueo bajo techo, sin embargo hay que pagar $125 al mes por utilizarlo, adicional al alquiler de las oficinas. Es por esto que, la mayoría de los inquilinos, se ven obligados a parquear en los espacios de afuera, cuando tienen suerte de encontrarlo, si no, toca dejarlo en la calle, confiando nuevamente en los guachis.

El hecho ocurrió a las 2 pm y yo salí cinco horas después. Hice la llamada de rigor al 911 y terminé saliendo del OIJ a las 10 pm. Como, evidentemente no me iba a quedar callada, me fui a primera hora a hablar con la administración del local y la respuesta que me dieron es que, el INS no les ha dado póliza de seguros, por lo que no pueden ayudarme ni hacerse responsables de nada.

Yo parquié en los espacios que el local tiene pintados afuera para estacionar, entonces, deberían de poder hacer algo, ¿no?, ¿Y qué pasaría si los demando?.

A pesar de la cólera de ver lo inocentes e ingenuos (en extremo) que a veces somos los ticos, muchos han tratado de consolarme con decirme que debo dar gracias a Dios porque no fue un bajonazo o un hecho más grave qué lamentar.

Esto me preocupa. Ahora se supone que debo agradecer que me robaron el carro de esta manera y no me hicieron daño. El día de mañana, probablemente algunas de las personas que han vivido el horror de un bajonazo violento, tienen que dar gracias a Dios y darse tres golpes en el pecho porque no los secuestraron o algo peor.

Qué lástima que tengamos que llegar a conformarnos con la sociedad en la que estamos empezando a vivir.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Lamentablemente fui de las que pensó "gracias a Dios que no fue un bajonazo".

Para aquellos que hemos sido víctimas del hampa en los últimos años y particularmente en nuestro vehículo o en relación a él, escuchamos esta frase o algo similar, tratando de consolarnos a nosotros mismos y darnos esa esperancita de que pudo haber sido peor, cuando la realidad es que no debió haber pasado.

Exceso de confianza, decís vos, y yo lamento que vayamos siendo cada vez menos confiados, porque nos volvemos fríos y miedosos.

Y nos vemos entonces justificando los niveles de inseguridad y violencia, precisamente diciendo que por dicha no nos tocó algo peor.

Yo doy gracias porque estás bien, pero comparto la frustración que sentís. Son nuestros bienes, lo que nos ha costado porque precisamente nadie nos regala nada. También son parte de nuestras herramientas de trabajo y la inversión.

Y cuando te llaman del OIJ para decirte que tenés que ir por cuarta vez a dar una declaración que ya diste, te cansás porque no tenés tiempo de estar metida allá, perdiendo tiempo de tu trabajo, la frustración aumenta. O cuando dicen que capturaron a la dichosa banda ligada con tu caso y a los días sueltan a los carajos porque no hay pruebas, aunque tenían tu cédula.

Y para rematar, viene alguien a decirle a uno que esto no es verdad, que es sólo percepción.

Un abrazo

Milton Douglas dijo...

¡Qué desafortunado lo que le tocó vivir!
Justamente hoy comentaba a Doña Amelia por Twitter que los guachis más que confianza, me brindan inseguridad. En mi barrio, cuando llegamos, a las dos semanas se metieron en nuestra casa. Un año despúes, unos compañers se fueron a vivir cerca, y a la semana ya los habían asaltado. A ellos llegó el guachi del barrio a "saludarlos". Esta gente son los que avisan para que los asaltos se den.

También concuerdo con ese sentimiento suyo. No puede ser que uno vaya caminando, suene el teléfono y no pueda contestar. Que si uno tiene que ir a algún lado de noche, no se atreva y lo haga hasta el otro día.

Cuando estaba sin carro, me asaltaron dos veces en una misma semana por esperar buses en paradas. Pasé como tres meses pagando c/ 3 000 todos los días para irme en taxi. Y luego unos dicen que porqué tantos carros en la calle. Todos los problemas de este país están entrelazados, y son culpa de muchos años sabáticos en los que no se hizo nada por este país y dolorosamente ya estamos a un punto en el que nos va a costar mucho rectificar todo esto y tener un verdadero país pacífico.

Julio Córdoba dijo...

Es lamentable. Creo que legalmente sí hay opciones contra el parqueo pero será un viacrucis judicial de 4 años... tal como le sirve a los poderosos a costa de nosotros, las víctimas.

Sería bueno saber dónde es para no rentar ahí pero si no se puede decir, ni modo.

Mo dijo...

Wen que mal!!!! Entre la cólera, la impotencia y el susto uno no sabe ni cómo reaccionar...como dice Julio, sí existe legislación que te ampare puesto que esos rotulos de "No nos hacemos responsables" no vale de nada..si el centro comercial habilita un servicio de parqueo, gratis o cobrado, tiene la responsabilidad de responder por lo que en él suceda.

Edson dijo...

Wen que mal... Mis condolencias para ti y tu nueva y reciente etapa de desconfianza e inseguridad. Yo sé lo que se siente y simplemente la impotencia no te deja vivir con los "hubiera" que ya no fueron.

Besos y sabés que acá estamos para vos!!!

César B. dijo...

Wen que terrible no sabía que esto te había pasado ¿pusiste la denuncia?

Al "guachi" ese deberían de mandarlo a cuidar su casa mejor. Que cólera.