martes, 16 de diciembre de 2008

En tierras centroamericanas

La semana anterior estuve en Honduras y Guatemala, realizando unos diagnósticos de comunicación interna en DHL.

Confieso que iba sumamente asustada pues, tenía una responsabilidad grande al realizar este trabajo sola, habían expectativas sobre mí y estaba ansiosa por conocer a las personas que conforman la empresa en los otros países.

En Honduras me trataron muy bien, aunque solo conocí un poquito de San Pedro Sula. Poquito me refiero al trayecto entre el hotel y la empresa, pues la inseguridad impide salir de noche.

Luego de haber trabajado bastante en Honduras, a Guatemala llegué como un zombie, pues tenía solo tres horas de sueño; pero el calor de la gente compensó todo. Se deshicieron en atenciones y todos fueron muy abiertos y amables conmigo.

Lo mejor fue un grupo de colaboradores del departamento de Ventas de la empresa, que me hicieron sentir como en casa.

Sergio ("Gato"), Hector (Giovanni, todavía no entiendo esa doble personalidad), Gloria, Marianel y mi compañero allá, Tekandi; hicieron "yunta" con el fin de hacer mi estadía placentera.

Cuando les conté que iba a ir a Antigua el sábado por la mañana, inmediatamente me dijeron que una cosa era ir en la mañana y otra de noche, y que ellos se encargarían de llevarme en la noche.

Como diría mi mamá, "renca y la empujan..." Por supuesto que accedí a tal generosidad de parte de mis nuevos amigos chapines.

Llegamos a Antigua el viernes en la noche y yo estaba congelada. Calculo que estábamos a unos 12 grados, pero para ellos era sumamente normal. Primero comimos y luego nos fuimos a la disco. Llena de europeos, la música era variada, muy movida y la gente no paraba de bailar.
Cuando ya estaba empezando a entrar en calor, prendieron las luces. Volví a ver el reloj y eran las
12:30 pm. "Sí, es que en Guatemala se acaba la fiesta a la 1 am", me dijeron. Inmediatamente pensé que en Costa Rica harían toda clase de manifestaciones, con llantas quemadas incluidas, ante una ley así.

Al día siguiente, el panorama era distinto. De camino se ve el Volcán de Agua, que en la época de la Colonia, se llenó de agua por los torrenciales aguaceros y explotó inundando toda la ciudad. Al lado está el Volcán de Fuego, llamado así porque aún sigue activo y hace pequeñas explosiones que se ven desde lejos.

El recorrido empezó con un buen desayuno, y luego, ¡a comprar!. Había de todo. Collares, pulseras y cuanta cosa se imagina uno, todo ofrecido en su mayoría por indias en las calles o en el Mercado de Artesanías.

Lo curioso de Antigua, es que los locales tienen prohibido colocar grandes rótulos en las afueras de sus establecimientos; por lo que llama la atención ver un sobrio rótulo de Mc Donald's, Burger King y Campero, que apenas ayuda para distinguirlo de cerca de los demás establecimientos.

Iglesias, Conventos y hasta un Cuartel de la Policía forman parte de la ciudad, de alrededor de 800 metros cuadrados. Y no se puede ir uno, sin antes subir al Cerro de la Cruz, que ofrece una vista panorámica de la ciudad con el Volcán de fondo. Simplemente espectacular.

En resumidas cuentas, mi estadía fue muy agradable no solo por el cariño de la gente; si no por la cultura que envuelve a un pueblo amenazado con tanta violencia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Wen, Wen Wen.... Solo lo Maximo en serio y creo que tenes mucho potencial como amiga. Felicidades por esta faceta tuya y ya sabes que en Guatemala tenes un buen amigo... Hector de Dia y Giovanni de Noche... jaja